martes, 28 de julio de 2015

Ejercicio en Alzheimer

Seguimos acumulando evidencia acerca de que el ser humano esta hecho para moverse:

El ejercicio mantiene al cerebro más joven, las personas mayores que se mantienen activas muestran menos problemas cardiovasculares, menos diabetes, menos problemas de memoria, menos demencia senil y menos depresión. (además de todos los otros beneficios sobre su calidad de vida al permencer muscularmente fuertes y ser auto válidos)

Además; el ejercicio aeróbico enlentece la progresión de enfermedades como demencia senil y Alzheimer: seguramente al mejorar el aporte de sangre (y nutrientes) hacia las neuronas, pero también como resultado de los cambios químicos que ocurren en el cerebro durante la practica del ejercicio.

Ejercicio en Alzheimer




El Alzheimer es una enfermedad cerebral, crónica y progresiva que termina en incapacidad y demencia de la persona afectada.
Se considera que es una enfermedad determinada genéticamente, con síntomas que empiezan a finales de la década de los 50 años pero se hacen evidentes sobre los 65 años o más (existen formas de inicio más precoz).
En la base de ésta enfermedad hay alteraciones en la formación de diferentes químicos cerebrales (neurotransmisores y proteínas), con depósito de proteínas (amiloides) y destrucción progresiva neuronal, el resultado es una progresiva alteración de las funciones cognitivas, afectando la memoria, lenguaje, razonamiento y comportamiento del afectado.

Actualmente no hay tratamiento que cure el Alzheimer, las medidas farmacológicas de tratamiento apuntan a mejorar las funciones cerebrales fortaleciendo la sinapsis. Otros medicamentos pueden ayudar a enlentecer un poco su progresión (antioxidantes y vitaminas) y otras drogas pueden usarse para tratar los síntomas de demencia o depresión que surjan.

Los estudios acerca del impacto del ejercicio en esta enfermedad son pocos pero bastante claros: una medida tan simple como el ejercicio aeróbico puede hacer gran diferencia en la calidad de vida de estas personas y la de sus familias.

La actividad física aeróbica regular reduce los niveles de amilode, y esto también ocurre en las etapas iniciales cuando aun no hay síntomas evidentes.
El ejercicio prescripto en la dosis justa favorece un estado anti-inflamatorio y anti-oxidante en el organismo lo cual reduce los depósitos de estas proteínas.
Además estas personas obtienen todos los otros beneficios derivados de la practica de actividad física (mejora de la capacidad cardiorrespiratoria, de la fuerza muscular, mejora el estado de animo, etc.)

En casos con demencia ya instalada, el ejercicio ha demostrado reducir la frecuencia de episodios de vagabundeo y agresividad, mostrando un mejor comportamiento y participación social entre quienes lo practican regularmente.

Los riesgos de la práctica de ejercicio en esta población deben valorarse individuamente y en función de las otras comorbilidades que el paciente presente.

Dificultades específicas en esta población a la hora de ejercitarse:
La pérdida de memoria, por lo cual no se puede dejar en manos del propio paciente la responsabilidad de cumplir con el plan de ejercicios: suelen olvidar que días les toca ejercitarse y que deben hacer cada día.
La depresión, que es frecuente y pueden no tener la motivación suficiente para iniciar o mantener un plan de ejercicio.
No es recomendable dejarlos por su cuenta ya que pueden perderse y no recordar el camino a casa, o retornar a una casa donde vivieron en la infancia.
Los niveles de agitación y comportamientos agresivos son mas frecuentes al final del día por lo cual éste no es el mejor momento para hacer actividad fisica.

Los ejercicios que se indiquen deben ser simples (caminar, pedalear, trotar) ya que es mas probable que olvide o tenga dificultad para realizar tareas complejas como deportes en equipo o circuitos de fortalecimiento.
De baja intensidad, adecuada a la capacidad funcional y de una modalidad que el paciente conozca y disfrute.
Enfatizando ejercicios posturales y de fortalecimiento en zonas musculares mas débiles.
Estas personas necesitan que el ejercicio sea prescripto por un profesional y luego sea siempre supervisado por un familiar capacitado o un fisioterapeuta a cargo quien debe estar familiarizado con las características de la enfermedad y como actuar frente a las posibles complicaciones que puedan surgir durante la sesión (brotes de agresividad, amnesia, comportamiento inadecuado, etc)


 “Lo peor que pueden hacer es mantener a sus seres queridos en casa mirando televisión" María Carrillo, directora de ciencia de la Asociación para el Alzheimer.



Fuentes:


- ACSM`S excercise Management for persons with chronic diseases and disabilities 3rd edition

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