lunes, 15 de febrero de 2016

Mujeres corredoras. Rendimiento y hormonas

A diferencia de los varones, quienes disfrutan de un ambiente hormonal estable en su organismo, las mujeres que no toman anticonceptivos orales, continuamente presentan variaciones en sus hormonas y ésto puede afectar su rendimiento deportivo.
“La asimilación de las cargas por parte de las atletas femeninas depende fundamentalmente de sus ciclos hormonales
Las diferentes fases de su ciclo menstrual determinaran su capacidad de realizar más o menos entrenamiento.
Las cargas más altas del entrenamiento corresponderán a los periodos pre y post - ovulatorio, siendo el primero el de mayor capacidad de absorción de carga.
La semana premenstrual es la más pobre en cuanto a asimilación de carga se refiere. Esto se debe a la presencia de una alta concentración de progesterona. Esta hormona es catabólica y perjudica notoriamente al entrenamiento”
-H. Anselmi. Manual de fuerza y potencia y acondicionamiento físico (2002)


Como breve repaso de fisiología el ciclo mentrual dura 28 días:
El día 1 coincide con el inicio de la mestruación y hasta el día 14 se denomina fase folicular. Esta fase se caracteriza por un aumento en los niveles de todas las hormonas, pero sobre todo del estrógeno la cual va a permitir que ocurra la ovulación en el día 14-15. 
Desde el día 15 al inicio de la siguiente menstruación es la fase lútea y en esas 2 semanas la concentración de progesterona irá en aumento.
La progesterona ejerce efectos en el organismo que lo preparan para un embarazo (ver mas adelante), si no ocurre el embarazo en esos 13 días sus niveles caen, sus efectos desaparecen y ocurre una nueva menstruación.

Cuando hablamos de que las hormonas afectan el rendimiento deportivo de las mujeres no nos referimos a los cambios de humor o molestias locales propias del período, sino que hablamos de los efectos que estas hormonas tienen sobre el organismo, que van a impactar de diversas maneras sobre la fisiología de la deportista condicionando su rendimiento: 

El estrógeno tiene efectos en la formación de huesos y colágeno, su caída en los días 14 a 16 del ciclo se relaciona con mayor rigidez articular y tendinosa, comprometiendo así el stiffness (capacidad elástica).
El mantenimiento de ciertos niveles basales de estrógenos es necesario para estimular la formación de hueso y prevenir la perdida mineral ósea y posterior osteoporósis en deportistas.

La progesterona es una hormona catabólica (aumenta consumo de ácidos grasos y glucosa a nivel muscular), aumenta también la temperatura central en 0,5°C comprometiendo la termoregulación pero facilitando propiedades viscoelásticas del músculo necesarias para deportes de fuerza. Aumenta la laxitud ligamentosa y actúa como antiinflamatorio.

Tanto los efectos de la progesterona como los del estrógeno pueden ser positivos o negativos según el deporte del que estemos hablando: por ejemplo una mayor flexibilidad beneficia a la gimnasta, pero es un factor de riesgo para esguince de rodilla en una corredora de montaña.

Las mujeres que toman anticonceptivos regulares reciben una carga hormonal fija de estrogeno y progesterona durante los 28 días, manteniendo un ambiente hormonal estable, con caida en los niveles de ambas hormonas en la semana de "descanso". 

Toda mujer deportista que sufra alteraciones en su ciclo menstrual debe realizar consulta con ginecólogo, la falta de menstruación durante 6 meses ya se relaciona a perdida de masa ósea significativa y aumento en el riesgo de fracturas por estrés.

Varios autores proponen modificar los contenidos del entrenamiento en función del ciclo menstrual para aprovechar al máximo los beneficios de cada pico hormonal, y minimizar el impacto de sus efectos negativos.

corredora que se conoce corre con ventaja.

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